Iglesia Luterana Costarricense

una iglesia sin paredes.

Realidad de la niñez

Según el IV Estado de los Derechos de la Niñez y la Adolescencia en Costa Rica, casi la mitad de las personas pobres de Costa Rica son niños, niñas y adolescentes, personas menores de 18 años. Forman parte del 48% de la población en condiciones de pobreza, que corresponde a 375,133 personas menores de 18 años, una cantidad considerable si se toma en cuenta que la población total del país alcanza apenas los 3,997,883 habitantes.


Se estima que 113,523 niños, niñas y adolescentes forman parte de la fuerza laboral del país. Por cada cien de ellos y ellas, 35 sufren pobreza y extrema pobreza.

De esta forma, los niños y las niñas constituyen una población con mayor desventaja y vulnerabilidad social, económica y cultural. En las comunidades en las que la ILCO desarrolla sus acciones, se identifican las siguientes condiciones en la población infantil:

Principales problemas

    • Recurrente irrespeto de sus derechos en los distintos ámbitos de su cotidianidad, tales como la familia, el entorno comunal y la escuela.
  • Recrudecimiento de acciones de violencia física, emocional y sexual en su contra, a pesar de los mecanismos existentes para su prevención y protección. En este aspecto las niñas presentan mayor riesgo y vulnerabilidad respecto de los varones.
  • Relación de desventaja y subordinación respecto de los adultos. Prevalece la cultura de percibir a los niños y las niñas como “bienes” que pertenecen a los adultos, y que por tanto éstos pueden decidir por ellos sin ningún tipo de restricción.


Dificultades para la permanencia y éxito en el sistema educativo formal, y escasas redes de apoyo y motivación, lo que favorece el riesgo de deserción y el consecuente estancamiento de su proceso formativo. Se identifican al respecto mayores barreras para las niñas en comparación con los niños.

  • Temprana incorporación en el mercado laboral informal, en condiciones de amplia desventaja, con mayores condiciones de riesgo y vulnerabilidad para las niñas.
  • Ausencia de condiciones mínimas para la recreación y el esparcimiento, principalmente en las zonas urbanas; y acceso diferenciado por género al derecho a la recreación en desventaja de las niñas.

Carencias y necesidades

  • Espacios vivenciales adaptados a sus condiciones, con estrategias diferenciadas por género, para el aprendizaje y modelaje de sus derechos y los distintos mecanismos para su defensa y exigibilidad.
  • Promoción de una cultura de respeto a los niños y las niñas como sujetos/as de derechos y agentes protagónicos en sus distintos escenarios cotidianos.
  • Espacios de motivación y estímulo para la permanencia y éxito en el sistema educativo.
  • Espacios innovadores para la recreación, la sensibilización artística y el aprendizaje lúdico, con estrategias y contenidos diferenciados por género.

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